lunes, 13 de diciembre de 2010

Claro, lo olvidaba...

No es que necesite analizarlo todo siempre, sencillamente me ocurren cosas que son increíblemente extrañas.
Pero sigue siendo complejo, la manera en que tu mente funciona. Y yo no la entiendo. Ni ahora ni nunca.
No pretendo entenderla, la verdad… Solo esperaba congeniar con ella, esperaba que se recuperara y todo volviera a lo que solía ser la normalidad.
No me refiero a esa normalidad que nos volvía asquerosamente insoportables el uno para el otro, no me refería a esas conversaciones totalmente vacías y sin importancias. Cientos de conversaciones que podríamos habernos ahorrados, que yo ya he desechado de todos los recuerdos inútiles.
Y parece seguir siendo complejo. Un día puede ser sí como otro puede ser no. No sé qué es, no sé si me canso de este juego, de hoy te quiero y mañana me aburres. A ti te asfixia muchas de las veces mi insistencia y a mí son estas las cosas que me asfixian, que no puedo soportar… que hacen que día a día pierda mi paciencia en todo este ridículo asunto que a día de hoy pienso que no nos lleva a ningún sitio.
Pero qué digo, si ni siquiera soy capaz de publicar esta entrada. No soy lo suficientemente valiente como para gritar todas estas verdades que muchas veces siento por dentro. Me da miedo todo. Me da miedo perder o creer que gano para luego perder.
Me da miedo la soledad, bien es cierto. Me da miedo no ser capaz de encontrar a alguien que me haga sentir igual, que sienta que me quiere aunque solo lo parezca a ratos… que se quede horas colgado de un teléfono y me deje con una sonrisa de bobalicona como tú solo sabías hacer.
No soy capaz de decir esto, no soy capaz de decirte que si quieres algo ahora tendrás que luchar por ello. Me da miedo que ese no sea tu plan, que nuestros planes no coincidan y me quede sola, buscando una respuesta a qué hice mal o qué no hice sencillamente.
Quiero encontrar la manera de volverte loco, de que vuelvas a caer en lo que caíste hace apenas un año. Quiero que tengas ganas de verme otra vez, que te apetezca más que cualquier cosa hablar conmigo… Y supongo que no sé ni cómo conseguirlo.
Si escribo cosas como estas te agobio, pero cosas como estas son las que siento verdaderamente. Supongo que la gran mayoría de veces que escribo, me limito a explicar lo que me hace daño o lo que me asusta, lo que me entusiasma o lo que me hace feliz.
Y no recuerdo la última vez que escribí algo por lo que sonreía a cada segundo que tecleaba, a cada segundo que pasaba y yo era la más feliz del mundo.

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