domingo, 10 de abril de 2011

Descartes

Después de borrar cinco veces todo lo que llevo escrito, después de cientos de canciones de las que esperaba inspiración, me limito a ser simple como la idea que surje como de la nada en mi cabeza.
¿Es cierto entonces? ¿Es verdad que por fin ha llegado el día?
Entre días y noches, prefiero referirme al momento. ¿A la etapa? Supongo que son términos que podría aceptar pero que prefiero no usar, al menos por el momento.
¿Ha llegado entonces? El momento, el día o la etapa en la que todo aquello no me haga más daño, cuando todo aquello pueda dejarlo verdaderamente en el pasado.
¿Estás aquí, por fin? El momento idóneo para darme cuenta que existe vida más allá de ti. Más allá de esa interminable historia que quizás yo me empeñé en alargar más de la cuenta. Sería estúpido por mi parte decir que aún quedaba algo cuando en realidad tú lo dabas todo por sentado meses atrás.

Si te tengo que dar ahora la razón, te la daré entonces. Si no quedaba nada, entonces déjame decir que para mí aún quedaban pedacitos de recuerdos fugaces esparcidos por la memoria. Pedacitos de momentos junto a ti que incesantemente me hacían más y más daño. ¿Han cesado entonces? ¿Es momentáneo esto que siento o piensa quedarse junto a mí?

Ahora, ahora que puedo observarte y reírme de mis propios errores, ahora que te conviertes en otra sombra alargada sin más penas que glorias. Alguien más. Alguien de tantos, supongo. Todo es un suponer al fin y al cabo, o eso dicen.

Durante meses me había limitado en recordar todos aquellos momentos buenos y por qué no, admitiré por primera vez que me daba miedo recordar todos esos otros días en los que no todo fueron risas y caras felices. Los días en los que me quedé horas esperando algo más, días en los que parecía que todo te daba igual aunque yo me empeñara en pensar que no. Como digo siempre, es una pérdida de tiempo remover los errores del pasado y por eso no me volveré en contra de mis propias palabras esta noche.

Noche cálida por el momento, noches de caféina y música, de papeles esparcidos por mi mesa mientras escribo algo que necesitaba soltar, algo que decir al mundo, algo por lo que pueda seguir con todo lo que tenga que hacer y sentir que mi mundo vuelve a tener algo de sentido, o más bien, que vuelve a tener algo que había perdido hace tiempo. ¿Amor? Claro que no, no me hace falta a nadie más que me recuerde que la vida es tal y como nosotros queremos verla, dependiendo de lo alto que esté el sol en esos momentos.

No he venido entonces a echar nada en cara, fueron buenos como malos momentos. Para qué decir que acabó bien, si todo acaba porque las cosas acabaron mal. Para qué más demora en decirte adios después de tantos meses junto a ti. No necesito más momentos vacíos mientras espero la llamada que nunca harías ni el beso que jamás me devolverías. No necesito más amor que pueda venir de aquello que tantos dolores de cabeza me ha causado, ni aún habiéndome dado felicidad otras muchas veces.

Necesitaba esto entonces, alejarme algún tiempo para recordar la esencia. ¿La esencia de vivir? Claro que no sé qué necesitaba recordar, solo presupongo que necesitaba un respiro ante el dolor; un tiempo para mí y para nadie más. Para recordar quién soy verdaderamente y no en la alma en pena que me convertí. Cuidando los tiempos verbales que me importan una mierda en realidad... Te regalo mi adios entonces, cuando tú ya te habías ido hacía tiempo y yo me había quedado esperando a alguien que jamás volvería la mirada atrás. A alguien que probablemente no recuerde ni la mitad que yo, que siga ensimismado en creer ser de una forma y demostrar todo lo contrario a la hora de la verdad... Sin reproches, es verdad.

Adios, entonces.

sábado, 12 de febrero de 2011

Barbra Streisand

Porque realmente, ¿quién conocía a una actriz como aquella?
¿Qué era aquello realmente? Aquello que pasaba en frente nuestra por simple casualidad, por simple entretenimiento...
Siempre acabamos pensando que habría sido interesante, que por no tirarnos de cabeza perdemos oportunidades. Pensamos, ¿qué habría pasado si...?
Supongo que habría sido una noche diferente que acabaría en decepción, en momentos que sabes que tenías que estar ahí pero que nunca más volverás a ir.
Ni siquiera me dijo su nombre, ni siquiera recuerdo su ropa y sin embargo me dejó pensando días y días y semanas. Son esos momentos que pasan por tu lado rozándote sin que puedas darte cuenta de que las cosas verdaderamente pueden cambiar si nos empeñamos.

Después están esos momentos en los que por no arriesgarnos, preferimos marcharnos. Ese fue uno de aquellos momentos en los que quizás debería haberme quedado, en el que quizás debería de haber hablado más, haber soltado cualquier tontería y conseguir entablar una conversación más interesante aún.
Es más fácil pensar en lo que queremos, es mucho más fácil creer que lo que ya tenemos es mucho mejor sin darnos cuenta que vendrá uno de esos días en los que algo insignificante nos quitará la razón y nos quedaremos vacíos, pensando qué podría haber pasado.

Lo cierto es que aún habiendo ocurrido algo diferente a todo aquello, ese no era el momento adecuado, no era el lugar, ni el día. Quizás una camisa como esa...

sábado, 5 de febrero de 2011

Let's go

-¿Aún sigues ahí?

-Lo cierto es que no sé si realmente quiero ir a otro lugar.

-Puedes quedarte aquí un rato más, pero tenemos que irnos dentro de poco, ¿de acuerdo?

-¿Sabes? Ya lo noto. Y ya lo he visto. He visto cómo hemos estropeado todo lo que nos rodeaba. Te veo a ti, y me veo a mí. Nos veo en caminos totalmente diferentes, y aún recuerdo cuando ese camino era el mismo, cuando en realidad tú eras tú y yo seguía siendo yo. Y cómo, si aún no puedo entenderlo, hemos podido acabar en esta ruta tan diferente.

-A veces las cosas se complican.

-Pero, ¿tanto? No pensé que nos pasaría esto. No pensé que lo nuestro también sería igual que todo, pensaba que esto era irrompible, pero cada vez más me doy cuenta que no éramos más que dos estúpidos que creían en chorradas que nos enseña la vida. No sé ni siquiera por qué te sigo contando esto una y otra vez, no sé por qué te sigo diciendo que escuches aquella canción que tanto me recuerda a ti y que tantas esperanzas me ha dado durante tanto tiempo. Supongo que no soy capaz de seguir andando, no soy capaz de terminar esta copa ni este cigarro.

-A veces hay que hacer cosas que no nos gustan.

-No es que esto no me guste, es que sencillamente no es lo que quiero para mí. Pero claro, es algo que no he elegido yo, que has elegido tú por los dos, algo en lo que yo supongo que no puedo opinar ni cambiar si me apetece.

-Pero tú sabías que habría un final como hubo un principio.

-Si te soy sincera no sé si lo sabía, no sé si era capaz de creer que algo así podría pasar. No sé si en realidad ya lo he admitido todo y todo lo que me queda es subir y seguir subiendo. Nos hemos caído en un agujero o al menos yo me caí hace mucho tiempo. Siempre me gusta recordar días al azar, me gusta mirar entre mis recuerdos aleatorios y cuando todo eso vuelve a mi cabeza derrocho estúpidas sonrisas que en realidad ya no tienen vida, sonrisas sin motivos, o al menos motivos que ya se fueron hace mucho tiempo. ¿Cómo no lo he visto antes? ¿Cómo? No quería darme cuenta de esto y sé que aún me queda tanto aquí, me queda tanto dentro de mí que aún me va a llevar cierto tiempo ser capaz de salir de este estúpido agujero que ya tan familiar me recuerda.

-¿Qué habrías querido entonces? No existe algo eterno, ni siquiera nosotros somos eternos. Tú sabías que no podíamos serlo, yo te dejé que lo creyeras pero en el fondo ambos sabíamos que un día nos separaríamos y nos diríamos adiós. Sabías que no eras la mejor para mí, que habría miles de chicas como tú esperando ahí afuera. Claro que todo esto son cosas que nunca queremos aceptar, historias que esperamos que sean diferentes pero al final ninguna se salva de ser igual que la anterior.

-Esta no era como todas las demás, al menos así lo veo yo. Joder, era tan jodidamente buena que habría dado cualquier cosa por continuarla. Por tener una segunda parte. Otro guión. No sé, me resulta raro que ya no haya nada, que ni siquiera esto pueda ser real.

-¿Recuerdas lo que te dije? Supongo que te mentí, supongo que no quería sorprenderte con un no, no quise decir la verdad, ahora ya lo sabes, ahora tienes que ser fuerte y admitirlo, odiarme si es necesario.

-Tenía esperanza incluso sabiendo que todo eso pasaría. Pensaba que solo te haría falta algo como eso para darte cuenta de que esto sí merecía la pena. Y joder, aquí estamos, contando batallas cuando en realidad aún podríamos dar mucha más guerra. Tenemos que seguir hacia delante, ¿no? Tengo que seguir estudiando, llegar a donde quiera y no dejar que esto me ocurra otra vez.

-Tienes que marcharte de una vez, dejar que todo esto siga su cauce, sin esperanzas, con ilusiones marchitadas que acabes tirando a la basura. Guarda recuerdos, cartas, fotografías pero guárdalas tanto tiempo que cuando vuelvas a ver toda esa historia tan solo sean recuerdos de una vida que ya pasó. Saca lo mejor de ti misma, tú tienes eso, tienes eso y más, ahora quizás nos odiemos y nos hayamos criticado hasta la saciedad, pero sé que en el fondo eres fuerte, que puedes aparentar estar bien y eso es lo que debes hacer, aparentar que no te afecta y quizás llorar cuando nadie pueda oírte. Pero si no lo intentas, si de verdad no intentas volver a recuperar eso que yo he sido capaz de robarte nunca nada volverá a merecer la pena. Las cosas son así, tú no eres nadie para cambiar lo que yo pueda querer o no, así que haz tu vida, ahora sin mí. No creo que sea una tarea fácil pero tampoco imposible. Tú eres tú, eres esa chica un tanto borde con altas expectativas de vida y que sencillamente tiene que seguir hacia delante. Te guste o no. Te cueste más o no. Yo he significado mucho, tanto quizás como tú para mí o quizás un poco menos, pero llegados a este punto con todas las maletas listas para marcharnos hacia un nuevo lugar, he de irme. Tú tienes que hacer lo mismo. No pienses en nadie que pueda ser morena, que me pueda regalar el amor que no quiero que tú me des. Da igual rubia, morena o castaña. Pelirroja si lo quieres. Tú has sido diferente supongo, has sido esa rubia que me ha vuelto loco durante tanto tiempo pero que ya no tiene esa esencia, que se nos acabó que lo acabamos no sin antes empeñarnos en que saliera bien. Tú también serás capaz de encontrar a otro al que volver loco, alguien que también te vuelva loca a ti. Nos hemos querido, nos hemos hecho daño pero como todo en esta vida… Cuánto camino nos queda por delante rubia…

-Me gustaría que todo fuera diferente, que tú ahora no estuvieras diciéndome todo esto sino que me llamaras para contarme tus tonterías, para preguntarme qué me apetece hacer esta noche… Podríamos hacer tanto juntos… Pero claro, las cosas son así como tú dices… Recuerda, estoy aquí. Hemos estado aquí. No sé en realidad, sigo sin querer este adiós, quiero que sea un hasta luego aunque me repitas hasta la saciedad que eso no es posible, que eso no va a volver a ocurrir nunca más. Joder, mierda, ¿sabes? Te quiero. Da igual. Yo sigo mi camino hasta el día en que deje de pensar todo esto. Pero tenías que saberlo. Tenía que sacar mi lado gilipollas. Ya tocaba después de tantas tonterías esparcidas por el suelo. Tenías que seguir tu camino sabiendo lo mucho que has significado para mí, sabiendo que yo también continuaré el mío porque quizás no me queda más remedio o porque es lo que toca en esta época. Supongo que ha sido un placer encontrarnos, un placer que nos hayamos unido y que bueno, acabemos separados. Separados llevando con nosotros mismo muchos recuerdos que seguro no dejaremos escapar tan rápido… Pero sigue caminando, no te detengas por mí, que yo ya no merezco la pena como a veces me has dicho, pero la historia que nos llevamos sí que ha merecido la pena y nunca te arrepientas. No de esto que ya no podemos cambiar. Han sido buenos días, buenas tardes o buenas épocas… No, no me dejes que recuerde esa noche, la noche en que me hiciste tan jodidamente feliz, la noche en la que todo era real aunque a primeras pensara que era algo así como irreal. Esa noche… es uno de esos días que jamás olvidaré lo que sentí. Ningún detalle, ni el fuego, ni el camino, ni el tabaco, ni ninguna estúpida luna llena ni nada de lo que me pudiste contar después de tanto tiempo. Vamos, sigamos nuestros caminos… Si pudiéramos retroceder qué diferentes podrían ser las cosas.

miércoles, 2 de febrero de 2011

What I've done

En sus ojos se podía apreciar el odio más grande que yo jamás había imaginado. Era como si todo el mundo se me fuera a venir encima… Y yo seguía ahí, sin saber muy bien qué hacer o decir, sin esperar una respuesta, sin moverme ni inmutarme.

Y así fue, ni siquiera aquello hizo que me inmutara. Yo simplemente miraba y seguía mirando a mi alrededor, observando, viendo aquella realidad tan alejada de la que yo conocía. Cuántas cosas habían cambiado en realidad, qué mundo tan diferente al que yo solía conocer. Aquello realmente era el infierno hecho realidad, las guerras, todas aquellas pobres personas, aquellos niños… Y no pude hacer nada, no pude evitar callarme, ni echar la vista al lado que más me convenía.

Y todo aquello no era lo que merecía aquella realidad, aquella realidad era una que yo había conocido anteriormente pero excesivamente deteriorada, estropeada y tan alejada de lo que solía ser… Y en mi cabeza me preguntaba una y otra vez cómo habíamos permitido llegar hasta tal punto, hasta ver a todos caer, sin marcha atrás, sin que pudiéramos evitar que todo aquello siguiera su cauce.

Y recuerdo esa mirada fría. Fría y a la vez contemplativa como la mía. Aquellos ojos azules que me miraban fijamente sin saber muy bien qué explicación darme. Pero supe que no hacía falta ninguna explicación razonable porque sencillamente no la había. Todos habían caído ante nosotros mientras tantos otros se divertían en lujosas fiestas alejadas de todos aquellos núcleos de desilusiones y de vidas destrozadas.

Un cigarrillo a tiempo y mucho humo que escondiera la vergüenza que en realidad asomaban sus ojos. Pero de antemano ambos sabíamos que ni el humo de mil cigarrillos podría esconder toda aquella vergüenza por todo lo ocurrido. ¿Había alguna solución? Algunos murmuraban sorprendidos y con ojos como platos que lo único que podíamos hacer era seguir hacia delante, seguir con nuestras vidas olvidando aquellas imágenes que en realidad nos habían destrozado a todos. Otros más piadosos murmuraban a la vez y con cierta tonalidad de miedo que deberíamos de intentar algo, cualquier cosa podría ayudar.

Yo, cansada de todo aquello, cansada de buscar una absurda solución que no era capaz de encontrar ni en cientos de días me rendí al ver una de sus lágrimas. Al ver cómo brotaban de sus ojos sabiendo que ya era demasiado tarde que ya no había nada que nosotros, que todos nosotros pudiéramos hacer. No podíamos arreglar aquello que habíamos destrozado con orgullo y maldad, pero podíamos empezar a construir algo mejor... Pero algo mejor ya no podría existir después de contemplar tal horror, después de ver al propio Satanás robarle la vida a cientos de personas inocentes.

Entonces, sin decir nada, se acercó a mí, me tendió su mano y murmuró palabras ininteligibles. Palabras que fueran las que fueran traerían consuelo en cada una de sus letras. Cada uno de sus sonidos. Se arrodilló pidiendo perdón, buscando alguien con el que disculparse sin entender que en realidad no podía disculparse, no existía disculpa que remediara todo aquello. Y en sus rodillas, derrochando lágrimas sin parar entendió que podría no sin mucho esfuerzo remediar ciertos movimientos, ciertos actos que no le orgullecían en absoluto. Y me tendió la mano, me arrancó de aquel sitio haciéndome ver que aún quedaba por hacer… Aún podríamos intentar que la felicidad llegara a aquellos corazones; aún quedaba una tarea, una diferente, una que nos librara de aquellos continuos remordimientos que ambos sabíamos que jamás lograríamos echar de nuestra conciencia.

domingo, 30 de enero de 2011

Over

Lo que sé seguro que no es la solución. Lo que sabemos seguro es que algún día llegará.
Lo que todo el mundo sabe es que nos aterroriza la idea. Pero a pesar de saber todo esto, sé que es tarde; es tiempo de marcharse y empezar de cero. Queriendo o sin querer, pero sin más remedio que haciéndolo para librarnos de la cancioncilla que nos merodea la cabeza y que lo ha hecho durante dos infernales meses.

Estamos cansados del viaje, de la lucha y ambos sabemos que ya no quedan ganas de aguantar. Y qué sencillo y qué difícil... Pero sea como fuere, da igual. Podemos empezar desde cero, ya sea Italia o España, ya sea femenino o masculino, alguien tiene que empezar de cero. Da igual si lo hacemos del derecho o del revés, lo que sabemos es que ya no queda de dónde estirar.

martes, 25 de enero de 2011

Welcome back, I guess

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.


-Federico García Lorca-

Supongo que me he llevado años temiendo este momento... A veces y casi diría demasiadas veía todo como un juego... Veía cómo me hacía más fuerte, viendo que nada de todo aquello me podría llegar a quitar el sueño. Pero, ¿y ahora?

Solo necesitaba confiar en alguien, solo necesitaba que alguien me animara a seguir viendo cómo me decía que sí valía la pena luchar pero, ¿ahora? Han pasado tantos años y jamás he sido capaz de admitir que un par de kilos no serían problema y lo peor es que supongo que sigo sin admitirlo. Me pregunto si de verdad sigo con lo mismo de entonces, si de verdad sigo con esa obsesión, con esa imagen tan jodidamente distorsionada y ni siquiera yo misma soy capaz de responderme. Nadie puede supongo.

Pero ahora veo cómo comienza a llegar todo, cómo se avecina lo que un día estuvo acompañándome noche y día, meses tras meses... ¿Se supera? No lo sé y ojalá que pueda saberlo dentro de poco. Ojalá hubiera ahora alguien a quien gritarle todos mis miedos, a quien decirle que en realidad me horroriza la idea de volver a la obsesión de mi delgadez. Antes creía que había tanta gente a mi alrededor que no me paraba en pensar en todo esto... Hoy me he sentido tan pequeña e insignificante que supongo que me he dado cuenta que cada una de las personas que me rodea tiene su propia vida, cada uno tiene sus problemas y nadie tiene tiempo de andar preocupándose por cómo me pueda sentir. Hoy ha sido uno de esos días que hubiera preferido que nunca llegara... Y parezco ingenua, pero supongo que no me ha tocado serlo.

Claro que sé todo lo que ocurre a mi alrededor, veo cada cosa que se acerca sin que yo pueda ni siquiera impedir que ocurran. Veo el final y veo un horrible principio, o una vuelta por así decirlo...

Tantas noches lloré por todo aquello que casi he olvidado el dolor que todo ello me producía. Tanto es así, que el nítido recuerdo de dolor que me queda se me hace insoportable sabiendo que podría llegar a volver... Y no quiero pedir ayuda a nadie, no en estas condiciones; siempre he creído que si yo misma me metía en problemas, yo misma iba a tener que salir de ellos.

Siempre he dicho que si yo misma era capaz de distorsionar mi propia imagen, yo misma sería capaz de arreglarla... Pero, ¿ya está arreglada? ¿Es así como soy? Si fuera así no le veo sentido. Eso no es la delgadez, delgadez es otra cosa. Delgadez en mi mundo de locos es belleza y no veo aquello por ningún lado.

Vivo comparándome con el resto, viendo qué no tengo yo que puedan tener los demás y encuentro tantas cosas que intento no centrarme en todas y cada una de ellas antes de producirme un horrible dolor de cabeza.

No creo que nadie me pueda dar una mano y hacer que todo se arregle, solo sé que es tiempo lo que necesito, son días y semanas y meses para ver qué es de mí, si sigo encogiendo o por el contrario comienzo a ¿mejorar? ¿Ser gorda es estar mejor? Ojalá a veces pudiera decir que sí, pero a día de hoy...

Wear Sunscreen

Señores y señoras usen protector solar.

Si pudiera ofrecerles sólo un consejo para el futuro, sería éste: Usen protector solar.

Los científicos han comprobado sus beneficios a largo plazo mientras que los consejos que les voy a dar, no tienen ninguna base fiable y se basan únicamente en mi propia experiencia. He aquí mis consejos:

Disfruta de la fuerza y belleza de tu juventud.

No me hagas caso. Nunca entenderás la fuerza y belleza de tu juventud hasta que no se haya marchitado.

Pero créeme, dentro de veinte años, cuando en fotos te veas a ti mismo comprenderás, de una forma que no puedes comprender ahora, cuántas posibilidades tenías ante ti y lo guapo que eras en realidad.

No estás tan gordo como imaginas.

No te preocupes por el futuro. O preocúpate sabiendo que preocuparse es tan efectivo como tratar de resolver una ecuación de álgebra masticando chicle.

Lo que sí es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por tu mente, de ésos que te sorprenden a las 4 de la tarde de un martes cualquiera.

Todos los días haz algo a lo que temas. Canta.

No juegues con los sentimientos de los demás. No toleres que la gente juegue con los tuyos.

Relájate. No pierdas el tiempo sintiendo celos. A veces se gana y a veces se pierde.

La competencia es larga y, al final, sólo compites contra ti mismo.

Recuerda los elogios que recibas. Olvida los insultos (pero si consigues hacerlo, dime cómo hacerlo).

Guarda tus cartas de amor. Tira las cartas del banco. Estírate. No te sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres de la vida.

Las personas más interesantes que he conocido no sabían qué hacer con su vida cuando tenían 22 años. Es más, algunas de las personas que conozco tampoco lo sabían a los 40.

Toma mucho calcio. Cuida tus rodillas, sentirás la falta que te hacen cuando te fallen.

Quizá te cases, quizá no. Quizá tengas hijos, quizá no. Quizá te divorcies a los 40, quizá no.

Quizá bailes el vals en tu 75 aniversario de bodas. Hagas lo que hagas no te enorgullezcas ni te critiques demasiado. Optarás por una cosa u otra, como todos los demás.

Disfruta de tu cuerpo. Aprovéchalo de todas las formas que puedas.

No tengas miedo ni te preocupes por lo que piensen los demás porque es el mejor instrumento que jamás tendrás.

Baila, aunque tengas que hacerlo en el salón de tu casa.

Lee las instrucciones aunque no las sigas. No leas revistas de belleza pues para lo único que sirven es para hacerte sentir feo.

Aprende a entender a tus padres. Será tarde cuando ellos ya no estén.

Llévate bien con tus hermanos. Son el mejor vínculo con tu pasado y, probablemente, serán los que te acompañen en el futuro.

Entiende que los amigos vienen y se van pero hay un puñado de ellos que debes conservar con mucho cariño.

Esfuérzate por no desvincularte de algunos lugares y costumbres porque, cuando pase el tiempo, más los necesitarás.

Vive en una ciudad alguna vez pero múdate antes de que te endurezcas.

Vive en un pueblo alguna vez pero múdate antes de que te ablandes.

Viaja. Acepta algunas verdades ineludibles: los precios siempre subirán, los políticos siempre mentirán y tú también envejecerás.

Y, cuando seas viejo, añorarás los tiempos en que eras joven: los precios eran razonables, los políticos eran honestos y los niños respetaban a los mayores.

Respeta a los mayores. No esperes que nadie te mantenga pues tal vez recibas una herencia o, tal vez te cases con alguien rico pero, nunca sabrás cuánto durará.

No te hagas demasiadas cosas en el pelo porque cuando tengas 40 años parecerá el de alguien de 85.

Sé cauto con los consejos que recibes y ten paciencia con quienes te los dan. Los consejos son una forma de nostalgia.

Dar consejos es una forma de sacar el pasado del cubo de la basura, limpiarlo, ocultar las partes feas y reciclarlo dándole más valor del que tiene.

Pero hazme caso en lo del protector solar.