sábado, 12 de febrero de 2011

Barbra Streisand

Porque realmente, ¿quién conocía a una actriz como aquella?
¿Qué era aquello realmente? Aquello que pasaba en frente nuestra por simple casualidad, por simple entretenimiento...
Siempre acabamos pensando que habría sido interesante, que por no tirarnos de cabeza perdemos oportunidades. Pensamos, ¿qué habría pasado si...?
Supongo que habría sido una noche diferente que acabaría en decepción, en momentos que sabes que tenías que estar ahí pero que nunca más volverás a ir.
Ni siquiera me dijo su nombre, ni siquiera recuerdo su ropa y sin embargo me dejó pensando días y días y semanas. Son esos momentos que pasan por tu lado rozándote sin que puedas darte cuenta de que las cosas verdaderamente pueden cambiar si nos empeñamos.

Después están esos momentos en los que por no arriesgarnos, preferimos marcharnos. Ese fue uno de aquellos momentos en los que quizás debería haberme quedado, en el que quizás debería de haber hablado más, haber soltado cualquier tontería y conseguir entablar una conversación más interesante aún.
Es más fácil pensar en lo que queremos, es mucho más fácil creer que lo que ya tenemos es mucho mejor sin darnos cuenta que vendrá uno de esos días en los que algo insignificante nos quitará la razón y nos quedaremos vacíos, pensando qué podría haber pasado.

Lo cierto es que aún habiendo ocurrido algo diferente a todo aquello, ese no era el momento adecuado, no era el lugar, ni el día. Quizás una camisa como esa...

sábado, 5 de febrero de 2011

Let's go

-¿Aún sigues ahí?

-Lo cierto es que no sé si realmente quiero ir a otro lugar.

-Puedes quedarte aquí un rato más, pero tenemos que irnos dentro de poco, ¿de acuerdo?

-¿Sabes? Ya lo noto. Y ya lo he visto. He visto cómo hemos estropeado todo lo que nos rodeaba. Te veo a ti, y me veo a mí. Nos veo en caminos totalmente diferentes, y aún recuerdo cuando ese camino era el mismo, cuando en realidad tú eras tú y yo seguía siendo yo. Y cómo, si aún no puedo entenderlo, hemos podido acabar en esta ruta tan diferente.

-A veces las cosas se complican.

-Pero, ¿tanto? No pensé que nos pasaría esto. No pensé que lo nuestro también sería igual que todo, pensaba que esto era irrompible, pero cada vez más me doy cuenta que no éramos más que dos estúpidos que creían en chorradas que nos enseña la vida. No sé ni siquiera por qué te sigo contando esto una y otra vez, no sé por qué te sigo diciendo que escuches aquella canción que tanto me recuerda a ti y que tantas esperanzas me ha dado durante tanto tiempo. Supongo que no soy capaz de seguir andando, no soy capaz de terminar esta copa ni este cigarro.

-A veces hay que hacer cosas que no nos gustan.

-No es que esto no me guste, es que sencillamente no es lo que quiero para mí. Pero claro, es algo que no he elegido yo, que has elegido tú por los dos, algo en lo que yo supongo que no puedo opinar ni cambiar si me apetece.

-Pero tú sabías que habría un final como hubo un principio.

-Si te soy sincera no sé si lo sabía, no sé si era capaz de creer que algo así podría pasar. No sé si en realidad ya lo he admitido todo y todo lo que me queda es subir y seguir subiendo. Nos hemos caído en un agujero o al menos yo me caí hace mucho tiempo. Siempre me gusta recordar días al azar, me gusta mirar entre mis recuerdos aleatorios y cuando todo eso vuelve a mi cabeza derrocho estúpidas sonrisas que en realidad ya no tienen vida, sonrisas sin motivos, o al menos motivos que ya se fueron hace mucho tiempo. ¿Cómo no lo he visto antes? ¿Cómo? No quería darme cuenta de esto y sé que aún me queda tanto aquí, me queda tanto dentro de mí que aún me va a llevar cierto tiempo ser capaz de salir de este estúpido agujero que ya tan familiar me recuerda.

-¿Qué habrías querido entonces? No existe algo eterno, ni siquiera nosotros somos eternos. Tú sabías que no podíamos serlo, yo te dejé que lo creyeras pero en el fondo ambos sabíamos que un día nos separaríamos y nos diríamos adiós. Sabías que no eras la mejor para mí, que habría miles de chicas como tú esperando ahí afuera. Claro que todo esto son cosas que nunca queremos aceptar, historias que esperamos que sean diferentes pero al final ninguna se salva de ser igual que la anterior.

-Esta no era como todas las demás, al menos así lo veo yo. Joder, era tan jodidamente buena que habría dado cualquier cosa por continuarla. Por tener una segunda parte. Otro guión. No sé, me resulta raro que ya no haya nada, que ni siquiera esto pueda ser real.

-¿Recuerdas lo que te dije? Supongo que te mentí, supongo que no quería sorprenderte con un no, no quise decir la verdad, ahora ya lo sabes, ahora tienes que ser fuerte y admitirlo, odiarme si es necesario.

-Tenía esperanza incluso sabiendo que todo eso pasaría. Pensaba que solo te haría falta algo como eso para darte cuenta de que esto sí merecía la pena. Y joder, aquí estamos, contando batallas cuando en realidad aún podríamos dar mucha más guerra. Tenemos que seguir hacia delante, ¿no? Tengo que seguir estudiando, llegar a donde quiera y no dejar que esto me ocurra otra vez.

-Tienes que marcharte de una vez, dejar que todo esto siga su cauce, sin esperanzas, con ilusiones marchitadas que acabes tirando a la basura. Guarda recuerdos, cartas, fotografías pero guárdalas tanto tiempo que cuando vuelvas a ver toda esa historia tan solo sean recuerdos de una vida que ya pasó. Saca lo mejor de ti misma, tú tienes eso, tienes eso y más, ahora quizás nos odiemos y nos hayamos criticado hasta la saciedad, pero sé que en el fondo eres fuerte, que puedes aparentar estar bien y eso es lo que debes hacer, aparentar que no te afecta y quizás llorar cuando nadie pueda oírte. Pero si no lo intentas, si de verdad no intentas volver a recuperar eso que yo he sido capaz de robarte nunca nada volverá a merecer la pena. Las cosas son así, tú no eres nadie para cambiar lo que yo pueda querer o no, así que haz tu vida, ahora sin mí. No creo que sea una tarea fácil pero tampoco imposible. Tú eres tú, eres esa chica un tanto borde con altas expectativas de vida y que sencillamente tiene que seguir hacia delante. Te guste o no. Te cueste más o no. Yo he significado mucho, tanto quizás como tú para mí o quizás un poco menos, pero llegados a este punto con todas las maletas listas para marcharnos hacia un nuevo lugar, he de irme. Tú tienes que hacer lo mismo. No pienses en nadie que pueda ser morena, que me pueda regalar el amor que no quiero que tú me des. Da igual rubia, morena o castaña. Pelirroja si lo quieres. Tú has sido diferente supongo, has sido esa rubia que me ha vuelto loco durante tanto tiempo pero que ya no tiene esa esencia, que se nos acabó que lo acabamos no sin antes empeñarnos en que saliera bien. Tú también serás capaz de encontrar a otro al que volver loco, alguien que también te vuelva loca a ti. Nos hemos querido, nos hemos hecho daño pero como todo en esta vida… Cuánto camino nos queda por delante rubia…

-Me gustaría que todo fuera diferente, que tú ahora no estuvieras diciéndome todo esto sino que me llamaras para contarme tus tonterías, para preguntarme qué me apetece hacer esta noche… Podríamos hacer tanto juntos… Pero claro, las cosas son así como tú dices… Recuerda, estoy aquí. Hemos estado aquí. No sé en realidad, sigo sin querer este adiós, quiero que sea un hasta luego aunque me repitas hasta la saciedad que eso no es posible, que eso no va a volver a ocurrir nunca más. Joder, mierda, ¿sabes? Te quiero. Da igual. Yo sigo mi camino hasta el día en que deje de pensar todo esto. Pero tenías que saberlo. Tenía que sacar mi lado gilipollas. Ya tocaba después de tantas tonterías esparcidas por el suelo. Tenías que seguir tu camino sabiendo lo mucho que has significado para mí, sabiendo que yo también continuaré el mío porque quizás no me queda más remedio o porque es lo que toca en esta época. Supongo que ha sido un placer encontrarnos, un placer que nos hayamos unido y que bueno, acabemos separados. Separados llevando con nosotros mismo muchos recuerdos que seguro no dejaremos escapar tan rápido… Pero sigue caminando, no te detengas por mí, que yo ya no merezco la pena como a veces me has dicho, pero la historia que nos llevamos sí que ha merecido la pena y nunca te arrepientas. No de esto que ya no podemos cambiar. Han sido buenos días, buenas tardes o buenas épocas… No, no me dejes que recuerde esa noche, la noche en que me hiciste tan jodidamente feliz, la noche en la que todo era real aunque a primeras pensara que era algo así como irreal. Esa noche… es uno de esos días que jamás olvidaré lo que sentí. Ningún detalle, ni el fuego, ni el camino, ni el tabaco, ni ninguna estúpida luna llena ni nada de lo que me pudiste contar después de tanto tiempo. Vamos, sigamos nuestros caminos… Si pudiéramos retroceder qué diferentes podrían ser las cosas.

miércoles, 2 de febrero de 2011

What I've done

En sus ojos se podía apreciar el odio más grande que yo jamás había imaginado. Era como si todo el mundo se me fuera a venir encima… Y yo seguía ahí, sin saber muy bien qué hacer o decir, sin esperar una respuesta, sin moverme ni inmutarme.

Y así fue, ni siquiera aquello hizo que me inmutara. Yo simplemente miraba y seguía mirando a mi alrededor, observando, viendo aquella realidad tan alejada de la que yo conocía. Cuántas cosas habían cambiado en realidad, qué mundo tan diferente al que yo solía conocer. Aquello realmente era el infierno hecho realidad, las guerras, todas aquellas pobres personas, aquellos niños… Y no pude hacer nada, no pude evitar callarme, ni echar la vista al lado que más me convenía.

Y todo aquello no era lo que merecía aquella realidad, aquella realidad era una que yo había conocido anteriormente pero excesivamente deteriorada, estropeada y tan alejada de lo que solía ser… Y en mi cabeza me preguntaba una y otra vez cómo habíamos permitido llegar hasta tal punto, hasta ver a todos caer, sin marcha atrás, sin que pudiéramos evitar que todo aquello siguiera su cauce.

Y recuerdo esa mirada fría. Fría y a la vez contemplativa como la mía. Aquellos ojos azules que me miraban fijamente sin saber muy bien qué explicación darme. Pero supe que no hacía falta ninguna explicación razonable porque sencillamente no la había. Todos habían caído ante nosotros mientras tantos otros se divertían en lujosas fiestas alejadas de todos aquellos núcleos de desilusiones y de vidas destrozadas.

Un cigarrillo a tiempo y mucho humo que escondiera la vergüenza que en realidad asomaban sus ojos. Pero de antemano ambos sabíamos que ni el humo de mil cigarrillos podría esconder toda aquella vergüenza por todo lo ocurrido. ¿Había alguna solución? Algunos murmuraban sorprendidos y con ojos como platos que lo único que podíamos hacer era seguir hacia delante, seguir con nuestras vidas olvidando aquellas imágenes que en realidad nos habían destrozado a todos. Otros más piadosos murmuraban a la vez y con cierta tonalidad de miedo que deberíamos de intentar algo, cualquier cosa podría ayudar.

Yo, cansada de todo aquello, cansada de buscar una absurda solución que no era capaz de encontrar ni en cientos de días me rendí al ver una de sus lágrimas. Al ver cómo brotaban de sus ojos sabiendo que ya era demasiado tarde que ya no había nada que nosotros, que todos nosotros pudiéramos hacer. No podíamos arreglar aquello que habíamos destrozado con orgullo y maldad, pero podíamos empezar a construir algo mejor... Pero algo mejor ya no podría existir después de contemplar tal horror, después de ver al propio Satanás robarle la vida a cientos de personas inocentes.

Entonces, sin decir nada, se acercó a mí, me tendió su mano y murmuró palabras ininteligibles. Palabras que fueran las que fueran traerían consuelo en cada una de sus letras. Cada uno de sus sonidos. Se arrodilló pidiendo perdón, buscando alguien con el que disculparse sin entender que en realidad no podía disculparse, no existía disculpa que remediara todo aquello. Y en sus rodillas, derrochando lágrimas sin parar entendió que podría no sin mucho esfuerzo remediar ciertos movimientos, ciertos actos que no le orgullecían en absoluto. Y me tendió la mano, me arrancó de aquel sitio haciéndome ver que aún quedaba por hacer… Aún podríamos intentar que la felicidad llegara a aquellos corazones; aún quedaba una tarea, una diferente, una que nos librara de aquellos continuos remordimientos que ambos sabíamos que jamás lograríamos echar de nuestra conciencia.