miércoles, 26 de mayo de 2010

Damn book.

En realidad veo una completa estupidez dejar aquello que más me gusta en la vida por ti.
Lo veo lo más absurdo y no sin motivo aparente. Es inútil y sé que me voy a arrepentir por el simple hecho de que tarde o temprano te irás.
Te irás sin siquiera tener una explicación lógica que yo pueda entender.
Me dejarás y no sé si sentirás pena o dolor, pero sé que lo acabarás haciendo.

Es muy injusto y me duele bastante.
Me duele estar buscando motivos por los que puedas volver a encontrar la ilusión mientras tú probablemente estés pensando en que esto no llega a ningún lado.
Estoy dejándolo todo por ti y aún así no eres capaz de encontrar ni un resquicio de ilusión que me duvuelva a la persona que tan poco detallista era conmigo pero que a fin de cuentas me quería.
Al menos aparentemente.
No tiene ninguna lógica, claro que no.
No tiene lógica seguir haciendo todo lo que esté en mi mano si de más sé que es en vano...
Odio esto del amor. Odio dar amor y no poder recibir lo mismo por tu parte.
Que me quieres y no lo dudo, pero sé que ya no quieres estar conmigo como sencillamente lo hacías antes.

lunes, 24 de mayo de 2010

Tu desilusión

Me dices que has perdido la ilusión.
Que quizás nunca la tuviste. Que las patas de tu mesa cojean y no sabes cómo arreglarlas.
Y, ¿qué es lo que se supone que yo he de responderte?
No soy yo la persona que puede darte la ilusión que a mí me sobra.
No soy yo y probablemente no sea nadie quien pueda decirte dónde encontrarla o cómo conseguirla.
Y muy a mi pesar, llevas toda la razón del mundo; el hecho de tantas relaciones seguidas hace que pierdas la ilusión, que lo consideres como lo convencional en lugar de lo extraordinario como debería de ser.
Y, ¿qué podemos hacer al respecto?
¿Dejarlo todo aquí será la mejor opción?
¿Será esa la respuesta que buscas?
Yo no lo sé y ni siquiera tú te puedes contestar a ti mismo. Y en mi sano juicio siento decirte que si no encuentras esa respuesta rápido probablemente todo se desvanezca por complejo sin casi dejar rastro.
Y no es que me esté volviendo más egoísta de lo normal, pero sé que ahora no puedo hacer nada por cambiar nuestra realidad. No puedo aparecer mañana en la puerta de tu casa con dos billetes a París o a Nueva York para que se te plante una sonrisa en tu cara y recuperes la ilusión que perdiste hace tanto.
No soy yo quizás lo que tú necesitas, no soy yo quizás lo suficientemente extraordinario para que tú lo puedas considerar como tal.
Pero no sé, en todo esto hay algo más.
Algo oculto. Una especie de incógnita. Dos signos de interrogación.
Yo solo puedo seguir dándote lo que hasta ahora te he dado, en mayor o en menor cantidad, pero algo muy similar a lo de siempre.
No soy fantástica pero soy especial. No soy lo suficientemente extrovertida pero sí lo que se sale de lo convencional.

Llevo mucho camino recorrido y siento decirte que nunca he sentido lo que tú. Nunca he perdido la ilusión por ninguna de mis relaciones anteriores porque supongo que siempre me ha ido mal. No sé si la acabaré perdiendo por esta; eso es algo que solo el futuro sabe.
Lo único que me dices es que tú no quieres terminar aquí. Eso no sería lo correcto. No sería lo esperado ni lo justo.

Y, ¿qué es lo justo en estos momentos?
No es justo que yo me lleve todo el día pensando en ti y que tú solo inviertas un par de minutos de tus horas totales del día pensando en mí. Quién sabe si así es.
Lo que sé es que esto es cosa del destino; sé que yo no sirvo para que me vaya bien en esto del amor por mucho que yo me empeñe. Soy todo lo que un chico normal podría desear. Al menos así lo ves tú.
Entonces, ¿qué es lo que siempre falla?
¿Qué es lo que le falta a esta fórmula de amor que tan poco efecto está surtiendo?
¿Es emoción? ¿Es pasión?
No es empeño ni esfuerzo por mi parte.
No es ignorancia por mi parte ni tampoco desinterés.
Es algo que no consigo descifrar y me duele en lo más profundo, pero he decidido cambiar en la mayor medida posible y aceptar mi realidad haciendo que no me afecte esto de ninguna manera.
Debo ocupar mi tiempo con cosas que sean solo mías y en las que tú seas totalmente independiente.

Mi única recomendación es que encuentres eso que falla, encuentra esa ilusión perdida o inexistente en nuestra relación por tu parte.
Para sincerarnos un poco más yo seguiré aquí todos los días y esperaré el tiempo que haga falta y no me voy a rendir a la primera de cambio.
Cambiaré por ti si tú me lo pides.
Si es lo que necesitas.
Serán menos quejas y más gestos reales que no puedan ser reductibles a nada tecnológico.

¿Por qué?
Porque te quiero.
Porque soy una persona paciente y un poco tonta... pero así soy, y esperaré lo que haga falta.

Si un día resulta que por ningún sitio la encuentras y que sencillamente ves que esto no tiene ningún sentido y decides que es mejor dejarlo todo, probablemente lo entenderé. Me dolerá.
Me dolerá enormemente. Pero esta es mi realidad. Y vivo en ella. Y aún más soy consciente de ella.
La realidad de que en esto del amor siempre seré una pieza equivocada del puzzle.

Do Ya Want Me¿


Probablemente no valoramos suficientemente todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Muy posiblemente no tengamos ni idea de lo mucho que vale nuestra vida.
Y seguramente solo al filo del final valoremos todo como deberíamos y sepamos lo mucho que valen nuestras vidas.
Y es que un accidente nos puede ocurrir a cualquiera... todos podemos vernos un día metidos en un coche dando vueltas y partiéndonos huesos y en general, a punto de echar nuestra vida a perder. Y no sé qué es lo que hace que a veces sencillamente nos salvemos en momentos extremos. No sé lo que hace que sigamos aquí cada día a pesar de todos los obstáculos.
Sea como fuere sé lo afortunada que soy por seguir teniéndole por muy mal que nos tratemos y a pesar de que nos gritemos, nos miremos mal o nos lleguemos a odiar, él sigue ahí siendo quien siempre ha sido y ocupando ese puesto tan relevante en mi vida.
Y será por eso por lo que estoy aquí una vez más entre notas musicales y paisajes pasando por mi ventanilla.
Y es que la vida puede resultar difícil. Puede llegar a ser terrible.
Pero al final del trayecto lo que recordaremos o al menos lo que se supone que deberíamos recordar no es eso sino todos esos buenos momentos en los que probablemente no nos dimos cuenta de lo mucho que valía la tranquilidad, la buena compañía o una buena ginebra.
Sí, cuanto más lo pienso más segura estoy de ello. Cuando un día yo tenga 60 o 70 años y no tenga más que arrugas y canas no recordaré todos esos momentos en los que me hicieron daño.
No recodaré las veces en las que andaba empapada por la lluvia y tiritando sino los días de verano en la playa con mi Vogue, con cualquier refresco, tabaco y crema solar.
No recordaré las veces en las que discutí con mi madre sino todos esos cafés llenos de humo y sonrisas sinceras.
No recodaré cada vez que me enfadé con mi padre sino todos esos días en los que lo observaba mientras disfrutaba cantando con su karaoke o cualquier tarde en la que lloré por su exigencia en el ajedrez.
No recordaré a ninguna de amigas pasajeras que me olvidaron en cuestión de días sino a todas esas que me han demostrado tanto en esta vida y de las que tanto he aprendido.
No recordaré a ninguno de todos esos cabrones que me he ido encontrando a lo largo de los años sino a cualquiera que solo me regaló felicidad y cariño. Y besos. Y abrazos. Y amor en general. O amor en el sentido más amplio de la palabra.
Sea como fuere estas son las cosas que te hacen ver cómo son realmente... y es que vivimos bajo presiones y complicaciones. Bajo dietas y bajo cremas anti-arrugas.
Haciendo mucho deporte para mantenernos en forma y supongo que todo eso está muy bien... pero no merece la pena tantos suspiros por donde se escapan a gritos las complicaciones. Las preocupaciones. Y es que al final del viaje, nos servirán de algo?
Conseguiremos un plus en el cielo por habernos preocupado mucho?
Tendremos más comodidades si derramamos muchas lágrimas?
En realidad no lo sé pero me da que no...
Y es que eso es lo que voy a intentar cada día.
Encontrar algo por lo que siga mereciendo la pena seguir viviendo con una sonrisa de oreja a oreja y valorando cada cosa que tengo a mi alrededor por muy insignificante que pueda resultar. Sencillamente parémonos la próxima vez que quedemos con un amigo que hacía tiempo que no veíamos y disfrutemos el doble o el triple o todo lo que podamos de ese café o de esa copa o lo que sea...
Y valoremos más a todas esas personas a los que llamamos amigos. Y parémonos una tarde delante del espejo y miremos con otro ojos. Con unos ojos que no nos encuentren defectos. Con ojos que sepan apreciar la belleza tanto física como la del interior.
Y vayamos a esa persona y por qué no, regalémosle un abrazo más del que teníamos previsto.
Hagamos lo que hagamos, sin importar la dirección que tome nuestra vida, apreciemos todo esto al menos un pelín más...
Y si me paro a pensarlo, tengo mucho por lo que dar gracias. Por miles de cosas que pasan ante mis ojos y que no valoro ni un poquito solo... pero, puedo quejarme en realidad?
Si en realidad soy muy afortunada y lo tengo todo en esta vida...
Tengo unos padres que me quieren, unas amigas que me escuchan y que me hacen reír continuamente, unos hermanos que me siguen tratando como la niña peque de la familia...
A diferencia de muchos tengo un sitio donde vivir. Tengo muchos conjuntos que combinar. Tengo oportunidades que probablemente ningún niño africano tenga...
Y soy de las que dicen que así no es como hay que pensar... no tenemos que compararnos con nadie tan pobre para saber lo que tenemos en nuestra vida porque si lo miramos así, sí o sí nos sentiremos con fortunas parecidas a las de Bill Gates o con los 18.000 millones que factura Google. No, sencillamente no me gusta pensar así... pero a veces hay que pensar así para saber lo mucho que tenemos en esta vida.
Y al igual que yo, tú también tienes cosas por las que eres afortunado. Por las que deberías de tener una sonrisa en tu cara cada día que pasases aquí.
En conclusión saco que soy más afortunada de lo que me imaginaba y que tengo miles de cosas en esta vida...
Y además te tengo a ti.
Tengo a una persona a mi lado capaz de hacerme feliz sin importar que mi cabeza rebose de preocupaciones o celos o cualquiera de todas esas cosas que viven en mi cabecita y que tantas veces salen para complicarme un poquito más.
Tengo a la persona que fue capaz de conquistarme con un beso lleno de inocencia y con un aroma etílico que jamás olvidaré.
Tengo a ese chico que tanto bien está haciendo en mi vida. Ese chico que me regala su tiempo cada día, que me ha devuelto esa felicidad que yo extravié hacía tanto...
Y probablemente yo no sea ni la más guapa, ni la más lista, ni la más alta, ni la más simpática ni nada de eso... pero has aprendido a amarme a pesar de todos esos defectos que parecen no estorbarte en absoluto.
Yo en cambio tengo al mejor chico que jamás imaginé. Tengo a un chico que lo tiene todo. Al que no le falta de nada. Y el que ha decidido hacerme más feliz de lo que nadie fue capaz antes...
Y por todo esto y por mucho más quiero dar gracias. A quién?
Eso es lo de menos. A la vida. A Dios. A mi ángel de la guarda. ¡A quien sea!
Y doy gracias porque sencillamente lo tengo todo para ser feliz... y lo mejor es que soy feliz como la que más rodeada de todas esas personas que me aguantan cada día. Que me hacen ver lo bonita que puede llegar a ser la vida...
Porque es corta y hay que vivirla intensamente con moderaciones.
Por qué no, intentemos ser un poquito más felices de lo que éramos hasta hace un ratito antes de leer esto...
Porque sencillamente... merece la pena ser feliz.

JUSTaLittleTOOlate


Puede que hasta este fin de semana no me haya dado cuenta de cómo verdaderamente son las cosas. De lo mucho que nos podemos llegar a engañar a nosotros mismos. Y sinceramente me he quedado atónita al ver todo lo que me rodea. Al ver todas las mentiras, todos esos disfraces con los que se visten las cosas en mi vida… y sabes qué?
Que yo no quiero eso para mí. Que yo quiero una vida simple. Con más o con menos, pero sin engañarme más a mí misma. Y llevo toda mi vida viendo cosas que no me gustan, viendo tantas jugarretas que me juega la vida, tantos malos momentos que a veces pienso que son incontables… pero me sigo engañando. Y puede que haya llegado el momento de darme cuenta de que eso de la suerte… en mi vida al menos no existe.
Y ahora mismo, en este instante lo único que me gustaría sería marcharme lejos. Sin nadie que me acompañase en el camino; sin tener que afrontar mi puta realidad. Esta mierda de realidad que me rodea, que me toca cada vez más y que pensándolo bien, una realidad que no me apetece vivir.
Y los problemas no son más que complicaciones; no son más que eso que te preocupa, eso que te quita el tiempo de felicidad para sumergirte en qué? En un estado de amargura. No lo sé y sinceramente no quiero saberlo… Para ser francos lo único que quiero es terminar con todos mis problemas. Acabar y ser feliz sin engañarme nunca más. Sin tener que pensar que nada de esto es malo cuando en realidad lo es. Sin tener que mentirme y decirme que las cosas no pueden ser perfectas ni se pueden asemejar ni un poquito a la perfección. Y quizás eso sea cierto. Quizás sea verdad que nada puede ser tal y como nosotros lo deseamos… pero yo también quiero tener una oportunidad. Al menos una sola.
Una que me dé eso que quiero. Y una puta oportunidad que parece no llegar… Y claro que yo soy muy susceptible y las cosas que me rodean me afectan terriblemente y puede incluso que a veces no lleguen a ser tal y como nosotros las queremos… pero esto?
Esto es una puta mierda. Y no hay más.