martes, 30 de noviembre de 2010

Así son las cosas

Supongo que tienes dos opciones aparentemente. La primera puedes continuar con tu plan que nunca funcionará, puedes seguir jodiendo los días con pensamientos que no te llevarán más que a un escondite de tu mente donde no quieras estar. Puedes seguir tal y como ahora, resignándote sin aceptar la realidad. Pueden pasar semanas y tú puedes quedarte parada sin mover ni un dedo por arreglar las cosas en tu mente.

Después tienes la opción de buscar la fuerza de donde no la haya, puedes buscar algo que te anime, que te devuelva la ilusión con la que hace apenas un mes te despertabas cada día. Y sí, podrás decir que todo eso será difícil pero créeme, he visto su mirada y te puedo asegurar que hasta aquí podíamos llegar. No hay nada más escondido. Ni siquiera una puta conversación más.

Jódete, no tienes otra opción pero sube a la superficie, jodida o no, pero no te quedes ahí porque personalmente resultas despreciable.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Change Your Heart.

No me habría importado seguir creyendo que todo a nuestro alrededor era perfecto. Que éramos perfectos estando juntos. Perfectos cada vez que me acariciabas, después de cada beso. Con cada mirada, con cada palabra perfectamente susurrada.
Éramos perfectos cada noche, cada mañana, cada vez que me echabas de menos o cada vez que te decía lo mucho que te quería.
Ojalá cambiaran las cosas, solo por una vez más.
Me encantaría despertarme mañana y ver que sigues junto a mí, sintiéndome la persona más afortunada de todo el planeta.
Quiero un mañana que me haga feliz como lo he sido durante todo este tiempo.
Quiero aferrarme a la posibilidad de que es una pesadilla, de que todo esto no es más que algo pasajero, que todo va a acabar volviendo a la normalidad. A nuestro mundo perfecto. El mundo perfecto que tú supiste regalarme.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Sin mí

La pura verdad es que no aguanto la soledad. Es algo que evito constantemente, encontrarme sola y sin nadie a mi lado. Y hoy, supongo que lo he conseguido. Me he vuelto a despertar, lo he vuelto a hacer, y no había sido una pesadilla.
Esta vez se nota diferente, ¿sabes? Sé que me repugnas, que si por ti fuera tendría que marcharme de esta ciudad, y en parte me lo merezco. Que me tendiste tu mano y de un jalón te empujé al suelo. Pero éramos muy felices juntos, y aunque lo quieras negar en el fondo sabrás que no y que al final de todas las cosas, el haber sido feliz es lo único que cuenta.
Odio esta parte de mi vida. Resulta patética como otras tantas cosas. Pero lo peor de todo es que te he perdido y no hay marcha atrás. No siento que me vayas a mirar nunca más a los ojos, nunca jamás veré cómo te saco una sonrisa y me planteo incluso si me cogerás el teléfono cuando no tenga más nadie a quien acudir.
Me repito continuamente “Eh, podría haber sido peor”. Por supuesto, todo en esta puta vida puede convertirme en una mierda más grande todavía.
Pero supongo que es mejor así para todos, tú no te mereces que yo sea así. Di que merezco todas las cosas malas que me puedan pasar, adelante, estás en tu derecho.
Empieza a ser feliz, sin mí.

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Otra vez.

Todo llega, todo vuelve.

-¿Y cómo estás?
-No lo sé. Lo cierto es que no sé lo que siento. No es tristeza, pero tampoco es ira. Ya he pasado por esto, lo he llegado a superar… y por supuesto que esta vez es muy diferente, no -tiene nada que ver. Esta vez sé que es mi culpa. Solo la mía y quizás lleva razón. Razón con todo. Pero al menos ahora sé que no es el fin del mundo. Mañana, aunque ahora parezca que no, me despertaré. El sol seguirá donde siempre. Todo va a seguir siendo igual, con o sin él. Y él… bueno, él lleva razón y con su razón se puede quedar. No me sirve si él no quiere verme, no es lo que necesito. Y tengo frío. Y ahora siento rabia y digo que todo esto no es lo que yo había planeado… pero al menos sé que así es más fácil. Al menos sé que ahora dentro de poco podré tomar las decisiones sin tener que pensar en nadie más, sin tener que sentirme mal. Mi musa ha volado, ya no quiere estar conmigo… pero a pesar de todo, sé que no es el fin del mundo. Y eso es lo único a lo que me puedo agarrar ahora.
No quiero a nadie más en mi vida, no quiero meterme en las sábanas de nadie. Y me va a costar quitarme todo este pensamiento, pero sé que todo esto es pasajero como cualquier otra cosa. Cada día voy perdiendo la esperanza, pero cada vez que miro más allá de toda esta porquería sé que existe un sitio para cada uno de nosotros. El lugar que debemos buscar cada día de nuestra vida. No soy egoísta y él no es malo, pero no es lo que buscamos el uno en el otro. Me da igual si mañana me llama diciendo que se lo ha pensado mejor, le diré que sí sin pensármelo. Pero también sé que si no lo hace no me voy a morir. Ni por él ni por nadie. Todo llega, todo vuelve.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Lo que nos hace diferentes

Empezar algo siempre resulta complicado, costoso y a veces nos gana la pereza… pero si en algún caso a ti la pereza no te ganara y quisieras continuar, permíteme decirte que será en vano, que será algo por lo que no habrá que luchar porque jamás lo conseguirás.

O quizás sí. Ni yo ni tú tampoco lo podemos saber si antes no lo intentas, pero si alguna vez te percatas de que esa cara de serio en realidad esconde una sonrisa picona que intenta ocultar, entonces podrás decir que has logrado algo. O cuando te des cuenta de lo que significan sus suspiros, sus diferentes suspiros… unos de paciencia y otro de alivio, de bienestar y en general de cursiladas danzando por su inexplorable mente… entonces sí, tendrás otro logro en tu mano.

No antes de que él se ponga borde durante toda una tarde y luego lo arregle todo en cuestión de minutos… no sin esos besos dulces que quieren arreglar las cosas, que te piden besos de vuelta. O por qué no, esos besos por todo tu pelo… mientras te canta una canción o se la canta al mundo, como quieras tomarlo.
O por qué no, cuando conozcas su cara de enfado o medio enfado, cuando de repente te des cuenta de que por muy durito que quiera ser, es como todos los demás, como todos nosotros que de vez en cuando necesitamos mimitos, abrazos, caricias y un par de palabras bien susurradas…

O esas siestas en las que probablemente os despertéis con dolores de brazos o de cuello… entonces dale un beso y que vuelva a la carga si puedes conseguir algo con un beso… Tienes que saber el significado de sus sonrisas, de sus miradas… Cuando te diga que ya no vale, que ya has conocido todo lo que tenías que saber de él para pillarle alguna mentirijilla… o las veces que se haga de rogar y tú insistas hasta conseguir algo que ambos a fin de cuentas buscabais…
Cuando no os pongáis de acuerdo en los días de mimos y de pasión, cuando él quiera ver una película y tú quieras arrancarle la ropa y viceversa…
Déjale en paz cuando tenga un día tonto lleno de recuerdos pasajeros y no le apetezca hablar… y agradécele cada vez que te acompañe o sea el espectador de tu vómito…

Cuando sepas que es un cotilla, un poco retorcido y manipulador como el que más… pero también cuando sepas que todo eso lo hace más y más interesante…
No te asombres si te dice que está bien y tú te has pasado media hora haciendo algo para sacarle una sonrisilla… él es así y no hay manera de cambiarlo.
Pero lo más cierto es que a mí no me importa todo esto. No me importa si alguien acaba consiguiendo más o menos que yo, eso queda indiferente en esta lista de detalles absurdos que se me quedan metidos en la cabeza.

Lo más cierto de todo es que a mí más que a nadie le gustan esos insignificantes detalles que tiene conmigo… ya pueda ser una rosa o cada vez que le da por cogerme de la cintura y abrazarme para que a mí se me ponga una cara de tonta… Claro que no es una maldita competición, es amor y algunos celos desparramados por ahí…
Son las ganas que tengo de verle cada fin de semana y las pocas que tengo cuando subo en el ascensor cada sábado por la noche…

Me da igual llegados a cierto punto, no es mío ni de mi propiedad, solo sé que es esa persona que está ahí para mí la gran mayoría de veces, que me hace enfadar tantos momentos y otros muchos en los que saca lo mejor de mí, en los que me hace sonreír, me hace teclear siendo mi musa sin parar, en los que me hace suspirar y otra veces… ¡aish!

Es increíble cada momento a su lado y si tienes la suerte de conocer todo esto y más, serás la persona más afortunada del mundo… quizás tanto como yo lo soy siempre con él.