lunes, 24 de mayo de 2010

Do Ya Want Me¿


Probablemente no valoramos suficientemente todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Muy posiblemente no tengamos ni idea de lo mucho que vale nuestra vida.
Y seguramente solo al filo del final valoremos todo como deberíamos y sepamos lo mucho que valen nuestras vidas.
Y es que un accidente nos puede ocurrir a cualquiera... todos podemos vernos un día metidos en un coche dando vueltas y partiéndonos huesos y en general, a punto de echar nuestra vida a perder. Y no sé qué es lo que hace que a veces sencillamente nos salvemos en momentos extremos. No sé lo que hace que sigamos aquí cada día a pesar de todos los obstáculos.
Sea como fuere sé lo afortunada que soy por seguir teniéndole por muy mal que nos tratemos y a pesar de que nos gritemos, nos miremos mal o nos lleguemos a odiar, él sigue ahí siendo quien siempre ha sido y ocupando ese puesto tan relevante en mi vida.
Y será por eso por lo que estoy aquí una vez más entre notas musicales y paisajes pasando por mi ventanilla.
Y es que la vida puede resultar difícil. Puede llegar a ser terrible.
Pero al final del trayecto lo que recordaremos o al menos lo que se supone que deberíamos recordar no es eso sino todos esos buenos momentos en los que probablemente no nos dimos cuenta de lo mucho que valía la tranquilidad, la buena compañía o una buena ginebra.
Sí, cuanto más lo pienso más segura estoy de ello. Cuando un día yo tenga 60 o 70 años y no tenga más que arrugas y canas no recordaré todos esos momentos en los que me hicieron daño.
No recodaré las veces en las que andaba empapada por la lluvia y tiritando sino los días de verano en la playa con mi Vogue, con cualquier refresco, tabaco y crema solar.
No recordaré las veces en las que discutí con mi madre sino todos esos cafés llenos de humo y sonrisas sinceras.
No recodaré cada vez que me enfadé con mi padre sino todos esos días en los que lo observaba mientras disfrutaba cantando con su karaoke o cualquier tarde en la que lloré por su exigencia en el ajedrez.
No recordaré a ninguna de amigas pasajeras que me olvidaron en cuestión de días sino a todas esas que me han demostrado tanto en esta vida y de las que tanto he aprendido.
No recordaré a ninguno de todos esos cabrones que me he ido encontrando a lo largo de los años sino a cualquiera que solo me regaló felicidad y cariño. Y besos. Y abrazos. Y amor en general. O amor en el sentido más amplio de la palabra.
Sea como fuere estas son las cosas que te hacen ver cómo son realmente... y es que vivimos bajo presiones y complicaciones. Bajo dietas y bajo cremas anti-arrugas.
Haciendo mucho deporte para mantenernos en forma y supongo que todo eso está muy bien... pero no merece la pena tantos suspiros por donde se escapan a gritos las complicaciones. Las preocupaciones. Y es que al final del viaje, nos servirán de algo?
Conseguiremos un plus en el cielo por habernos preocupado mucho?
Tendremos más comodidades si derramamos muchas lágrimas?
En realidad no lo sé pero me da que no...
Y es que eso es lo que voy a intentar cada día.
Encontrar algo por lo que siga mereciendo la pena seguir viviendo con una sonrisa de oreja a oreja y valorando cada cosa que tengo a mi alrededor por muy insignificante que pueda resultar. Sencillamente parémonos la próxima vez que quedemos con un amigo que hacía tiempo que no veíamos y disfrutemos el doble o el triple o todo lo que podamos de ese café o de esa copa o lo que sea...
Y valoremos más a todas esas personas a los que llamamos amigos. Y parémonos una tarde delante del espejo y miremos con otro ojos. Con unos ojos que no nos encuentren defectos. Con ojos que sepan apreciar la belleza tanto física como la del interior.
Y vayamos a esa persona y por qué no, regalémosle un abrazo más del que teníamos previsto.
Hagamos lo que hagamos, sin importar la dirección que tome nuestra vida, apreciemos todo esto al menos un pelín más...
Y si me paro a pensarlo, tengo mucho por lo que dar gracias. Por miles de cosas que pasan ante mis ojos y que no valoro ni un poquito solo... pero, puedo quejarme en realidad?
Si en realidad soy muy afortunada y lo tengo todo en esta vida...
Tengo unos padres que me quieren, unas amigas que me escuchan y que me hacen reír continuamente, unos hermanos que me siguen tratando como la niña peque de la familia...
A diferencia de muchos tengo un sitio donde vivir. Tengo muchos conjuntos que combinar. Tengo oportunidades que probablemente ningún niño africano tenga...
Y soy de las que dicen que así no es como hay que pensar... no tenemos que compararnos con nadie tan pobre para saber lo que tenemos en nuestra vida porque si lo miramos así, sí o sí nos sentiremos con fortunas parecidas a las de Bill Gates o con los 18.000 millones que factura Google. No, sencillamente no me gusta pensar así... pero a veces hay que pensar así para saber lo mucho que tenemos en esta vida.
Y al igual que yo, tú también tienes cosas por las que eres afortunado. Por las que deberías de tener una sonrisa en tu cara cada día que pasases aquí.
En conclusión saco que soy más afortunada de lo que me imaginaba y que tengo miles de cosas en esta vida...
Y además te tengo a ti.
Tengo a una persona a mi lado capaz de hacerme feliz sin importar que mi cabeza rebose de preocupaciones o celos o cualquiera de todas esas cosas que viven en mi cabecita y que tantas veces salen para complicarme un poquito más.
Tengo a la persona que fue capaz de conquistarme con un beso lleno de inocencia y con un aroma etílico que jamás olvidaré.
Tengo a ese chico que tanto bien está haciendo en mi vida. Ese chico que me regala su tiempo cada día, que me ha devuelto esa felicidad que yo extravié hacía tanto...
Y probablemente yo no sea ni la más guapa, ni la más lista, ni la más alta, ni la más simpática ni nada de eso... pero has aprendido a amarme a pesar de todos esos defectos que parecen no estorbarte en absoluto.
Yo en cambio tengo al mejor chico que jamás imaginé. Tengo a un chico que lo tiene todo. Al que no le falta de nada. Y el que ha decidido hacerme más feliz de lo que nadie fue capaz antes...
Y por todo esto y por mucho más quiero dar gracias. A quién?
Eso es lo de menos. A la vida. A Dios. A mi ángel de la guarda. ¡A quien sea!
Y doy gracias porque sencillamente lo tengo todo para ser feliz... y lo mejor es que soy feliz como la que más rodeada de todas esas personas que me aguantan cada día. Que me hacen ver lo bonita que puede llegar a ser la vida...
Porque es corta y hay que vivirla intensamente con moderaciones.
Por qué no, intentemos ser un poquito más felices de lo que éramos hasta hace un ratito antes de leer esto...
Porque sencillamente... merece la pena ser feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario