domingo, 7 de noviembre de 2010

Lo que nos hace diferentes

Empezar algo siempre resulta complicado, costoso y a veces nos gana la pereza… pero si en algún caso a ti la pereza no te ganara y quisieras continuar, permíteme decirte que será en vano, que será algo por lo que no habrá que luchar porque jamás lo conseguirás.

O quizás sí. Ni yo ni tú tampoco lo podemos saber si antes no lo intentas, pero si alguna vez te percatas de que esa cara de serio en realidad esconde una sonrisa picona que intenta ocultar, entonces podrás decir que has logrado algo. O cuando te des cuenta de lo que significan sus suspiros, sus diferentes suspiros… unos de paciencia y otro de alivio, de bienestar y en general de cursiladas danzando por su inexplorable mente… entonces sí, tendrás otro logro en tu mano.

No antes de que él se ponga borde durante toda una tarde y luego lo arregle todo en cuestión de minutos… no sin esos besos dulces que quieren arreglar las cosas, que te piden besos de vuelta. O por qué no, esos besos por todo tu pelo… mientras te canta una canción o se la canta al mundo, como quieras tomarlo.
O por qué no, cuando conozcas su cara de enfado o medio enfado, cuando de repente te des cuenta de que por muy durito que quiera ser, es como todos los demás, como todos nosotros que de vez en cuando necesitamos mimitos, abrazos, caricias y un par de palabras bien susurradas…

O esas siestas en las que probablemente os despertéis con dolores de brazos o de cuello… entonces dale un beso y que vuelva a la carga si puedes conseguir algo con un beso… Tienes que saber el significado de sus sonrisas, de sus miradas… Cuando te diga que ya no vale, que ya has conocido todo lo que tenías que saber de él para pillarle alguna mentirijilla… o las veces que se haga de rogar y tú insistas hasta conseguir algo que ambos a fin de cuentas buscabais…
Cuando no os pongáis de acuerdo en los días de mimos y de pasión, cuando él quiera ver una película y tú quieras arrancarle la ropa y viceversa…
Déjale en paz cuando tenga un día tonto lleno de recuerdos pasajeros y no le apetezca hablar… y agradécele cada vez que te acompañe o sea el espectador de tu vómito…

Cuando sepas que es un cotilla, un poco retorcido y manipulador como el que más… pero también cuando sepas que todo eso lo hace más y más interesante…
No te asombres si te dice que está bien y tú te has pasado media hora haciendo algo para sacarle una sonrisilla… él es así y no hay manera de cambiarlo.
Pero lo más cierto es que a mí no me importa todo esto. No me importa si alguien acaba consiguiendo más o menos que yo, eso queda indiferente en esta lista de detalles absurdos que se me quedan metidos en la cabeza.

Lo más cierto de todo es que a mí más que a nadie le gustan esos insignificantes detalles que tiene conmigo… ya pueda ser una rosa o cada vez que le da por cogerme de la cintura y abrazarme para que a mí se me ponga una cara de tonta… Claro que no es una maldita competición, es amor y algunos celos desparramados por ahí…
Son las ganas que tengo de verle cada fin de semana y las pocas que tengo cuando subo en el ascensor cada sábado por la noche…

Me da igual llegados a cierto punto, no es mío ni de mi propiedad, solo sé que es esa persona que está ahí para mí la gran mayoría de veces, que me hace enfadar tantos momentos y otros muchos en los que saca lo mejor de mí, en los que me hace sonreír, me hace teclear siendo mi musa sin parar, en los que me hace suspirar y otra veces… ¡aish!

Es increíble cada momento a su lado y si tienes la suerte de conocer todo esto y más, serás la persona más afortunada del mundo… quizás tanto como yo lo soy siempre con él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario